Situado en la zona mas inhóspita del desierto, entre montañas, hasta hace relatívamente poco tiempo era casi inaccessible, pero ello no fue óbice para que los salteadores de tumbas entraran en todas ellas y esquilmaran los tesoros con los que se enterraban a los faraones. ¿En todas? No quedó la de un faraón casi desconocido hasta entonces, y en la que a pesar de que entraron los salteadores, se encontró todo revuelto la sala de acceso a la tumba, la cámara real con el tesoro estaba intacta. Me refiero por supuesto a la tumba de Tutankamon. De todas maneras, no es ni con mucho la mas interesante para visitar, ya que prácticamente todo su contenido se encuentra en el Museo de Arte Egipcio de El Cairo.
Hace algún tiempo, se podía fotografiar, previo pago, dentro de las tumbas, sin flash y sin trípode, pero debido a los atascos ya que los pasillos de acceso son estrechos y hay un constante fluir por los miles de visitantes diarios, en mi último, por ahora, viaje no se permitían las fotografías en el interior. La iluminación, es pésima para la fotografía, mucho de los murales están protegidos por sólidos paneles de vidrio, y se está hablando que para preservarlos se crearan unos duplicados, como en las Cuevas de Altamira. Si tenéis ocasión, visitadlo antes de que ello se produzca. Es una sensación única.
En las fotografías, a pesar de las dificultades descritas, se pueden ver detalle de los frescos que adornan las tumbas y que muestran el viaje a traves del Reino de las Sombras realizado por los faraones en en camino a la inmortalidad.